viernes, junio 16, 2006

El frescor de las estrelllas

Como buenos urbanitas criados en los noventa, seguro que todos nosotros conocemos a algún amigo de alguien que conocía a alguien que después de comer Peta-Zetas –el primer alimento resultado de las experimentaciones desarrolladas en el Área 51– y beber Coca-Cola o bien a) le explotaba el estómago en pedazos b) su cabeza salía despedida del cuerpo al intentar liberar el inevitable eructo producido por la irresponsable ingesta. A medida que se entra en la adolescencia, parece que acecha un nuevo peligro derivado de las bebidas con gas envasadas en lata: el auge del Red Bull y demás bebidas energéticas de agua carbonatada hizo que se propagaran distintas variantes sobre gente que, al mezclarlo con alcohol, había caído fulminada directamente en la barra del bar, o bien aquellos que, tras beberse unas cuantas latas, tenían una taquicardia que casi les descoyunta las costillas.

Pues bien, amigos, si creíais que estas leyendas urbanas eran una simple pérdida de tiempo, ha llegado el momento de que se conviertan en arte. Los protagonistas en esta ocasión son los caramelos Mentos –que seguramente conoceréis más por verlos publicitados en las series americanas o en los programas de recopilación de anuncios extranjeros que por haberlos tomado alguna vez– y la inefable Coca-Cola Light, la fiel compañera de todo riesgo fatal para la salud. Un pequeño puñado de los caramelos depositados en una botella de 2 litros de la bebida provocan un explosivo chorro de gas que sale disparado hacia arriba como si de nuestro propio geiser doméstico se tratara. ¡Es la forma ideal de refrescar el ambiente este verano!

click! tchssssssssss...

Podéis hacer todos los experimentos que queráis variando la cantidad de caramelos y la capacidad de la botella de bebida, incluso los más atrevidos pueden realizar variaciones subversivas con Pepsi Light. Una simple y rápida búsqueda por YouTube o GoogleVideo os dará múltiples ejemplos documentados para guiar el camino. La única recomendación, por motivos evidentes, es llevar a cabo el experimento en un espacio abierto, pero tampoco es imprescindible, quizás no hacerlo tenga resultados más divertidos, ¡todo es probar!

De momento son dos estadounidenses, Fritz Grobe y Stephen Voltz, quienes han llegado más lejos en la realización de estas auténticas performances poniendo en juego más de 500 pastillas de caramelo y 200 litros de refresco. El
resultado puede ser tan grandioso como una dulce y pegajosa reproducción de las famosas fuentes del Casino Bellagio de Las Vegas.

2 Comments:

Blogger El Miope Muñoz said...

Gracias por el consejo y espero sobrevivir al papeleo universitario. Aunque estos experimentos con coca-cola me han dejado alucinado (sobretodo la hiperbole final, la traca del último e imprescindible enlace). Detrás de esto se esconde uno de esos posts que dan que pensar... dejándonos de posmodernismos y tantas historias.... no será.... ¿la era de los records guiness? Y nadie sin darse cuenta.

¡Un saludo!

17 de junio de 2006, 3:03  
Anonymous Anónimo said...

Pero esto... ¿tiene alguna base científica? Me he quedado atónito.

17 de junio de 2006, 16:39  

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