Godard te enseña / Cap. I

Si la dirección es una mirada, el montaje es un latido. La previsión caracteriza a ambos; pero lo que la una trata de prever en el espacio, el otro lo busca en el tiempo. Suponga que ve usted en la calle a una chica que le atrae. Duda en seguirla. Un cuarto de segundo. ¿Cómo transmitir esta duda? La puesta en escena responderá a esta pregunta: "¿Cómo me acercaré a ella?" Pero para hacer explícita la otra pregunta, "¿Llegaré a amarla?", usted está obligado a conceder importancia a ese cuarto de segundo en cuyo transcurso se han suscitado ambas preguntas. Puede suceder, sin embargo, que sea más por el montaje que por la puesta en escena por lo que ambas expresen exacta y claramente la vida de una idea o su súbita emergencia en el transcurso de la historia.

· El montaje, mi cuidado exquisito, Jean-Luc Godard, 1956