Últimas oportunidades soviéticas
¡Jóven proletario madrileño, no dejes pasar la oportunidad de asistir al mayor evento expositivo de la capital que finaliza el domingo día 14! Deja por un día de dedicar tu tiempo de ocio y esparcimiento mental al break-dancing antihegemónico en las estaciones del suburbano o a la escritura de poesía constructivista en los espacios verdes y acércate al museo (ay) privado de la (ay) baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza, a quien su acaudalada aristocracia sin embargo no le impide tener un mínimo de conciencia ecologista, lo cual la aleja ligeramente de la podredumbre burguesa –eso y que con el carnet de estudiante hace descuento–. Allí encontrarás las más grandes representaciones artísticas de la Rusia de la primera mitad de siglo, en forma de brillantes composiciones cubofuturistas cargadas de movimiento para el avance tecnológico, el rayonismo de Lariónov y sus infinitos haces de luz, tantos como los integrantes del pueblo revolucionario que aspiran al poder, el suprematismo geométrico de Malévich, la poesía figurativa de Chagall y Filónov y la abstracta de Kandinsky, el organicismo de Matiushin, tan natural como la colectividad de los medios de producción. Como remate, una moderna reconstrucción de la impresionante Torre Tatlin proyectada para alojar la sede de la Tercera Internacional y que a buen seguro hizo que los franceses se unieran a la Triple Entente contra el glorioso Ejército Rojo para evitar la humillación de que su Torre Eiffel fuera rebasada por una espiral de hierro y acero símbolo del triunfo del pueblo. Además, tal y como ya se reseñó en esta moderna bitácora, también se muestran numerosos ejemplos de la eficiente industria de propaganda soviética, fotografías de Ródchenko, diseño gráfico de vanguardia y portadas para discos musicales de (ay) los hijos del imperialismo.
Si además tu soviética sed de cultura y activación de la conciencia social te pide más ejercitamiento y desarrollo de tus rodillas y globos oculares, la podrida fundación filofranquista Joan March también clausura este domingo su exposición de pinturas del artista alemán Otto Dix. Sé que ya no está en vigor el pacto del 39 y que el invasor nazi debe ser destruido como en la gloriosa Stalingrado, pero Dix, pese a su forzada pertenencia a la milicia popular, ha sido desprestigiado por el aparato nazi, por lo que a buen seguro sus pinturas expresionistas servirán para comprender mejor las barbaries de la guerra a la que llevan al pueblo el nacionalsocialismo y los sucios capitalistas que no soportan el triunfo económico y espacial de la URSS.
Como la capital entre socavón revolucionario y zanja planificada –planes de obras quinquenales destinados a brindar de trabajo al proletariado bolchevique y utilizar el valor de la plusvalía en el beneficio colectivo de la población (especialmente si son patronos de construcción)– tiene un buen número de galerías artísticas, la fundada por la institución monopolística de telefonía y telégrafos, el Centro de Arte Fundación Telefónica, acoge una también muy interesante exposición de fotografía del español Chema Madoz. Esta no termina hasta el día 21 y es una ocasión excepcional para el despertar intelectual gracias a la gran cantidad de juegos visuales y de significado con las imágenes que crea el autor, explorando los límites de la ficción inherente a la fotografía, la imagen y, por supuesto, el lenguaje.
Eso es todo por el momento. Aunque para disfrutar de estas grandes obras que deberían ser patrimonio cultural de todo el pueblo y ser eficientemente exhibidas por el Estado –recogiendo la cantidad mínima de capital dedicada a la restauración, conservación y corrupción solamente esenciales– sea necesario poner el pie en instituciones capitalistas, a buen seguro el atrevimiento valdrá la pena. Esperamos volver con más recomendaciones soviéticas antes de que la filmoteca se decida a programar un ciclo dedicado a Sokurov, ahora que se ha doblado el precio de entrada como maliciosa maniobra para impedir que la masa sedienta de aire acondicionado pueda acceder a las grandes obras cinematográficas sin una concienciación previa.
2 Comments:
Pues espero ir pronto la verdad porque tengo ganas de ver los cuadros expuestos de Edward Hooper y aprovecharé también para ver los que comentas.
Sau2
Lástima que no pueda ir porque Hooper y Dix son un cóctel irresistible.
¡Un saludo!
Publicar un comentario
<< Home