The Departed
En la reciente Miami Vice de Michael Mann se dejaban entrever un par de apuntes sobre la ardua y compleja tarea de los infiltrados policiales, conscientes de estar adoptando una personalidad no propia, antagonista, durante un periodo efímero de tiempo y el vacío psicológico posterior que inevitablemente lleva asociada esta transmutabilidad, hasta el punto de poder llegar a olvidar la identidad propia. La película que, según se dice, renovó el cine de acción hongkonés en 2002, Infernal Affairs (Mou gaan dou) dirigida por Wai Keung Lau y Mak Siu Fai, se servía lúdicamente de este concepto para construir un vibrante thriller policíaco en el que se enfrentarían un policía infiltrado en las triadas y un gangster infiltrado en la propia policía. A la hora de realizar el remake americano de dicha cinta, The Departed, parece que haya sido Martin Scorsese el aquejado por estas crisis identitarias. Parece como si el viejo Martin no supiera exactamente qué hacer con el material que tiene entre las manos y alterna grandes y sabias decisiones, eco de su innegable y contrastada maestría, con otras en las que parece que reine la desgana, el desvinculamiento incluso. Todo lo contrario a lo que ocurre en la, para muchos, fallida Gangs of New York, donde sí es posible verle presente en cada fotograma retorciéndose por las mutilaciones e inclusiones impuestas. Personalmente, prefiero verle entregado pero jodido a conformado con carencias y piloto automático.
Con Scorsese la forma de abordar un remake nunca es especular o de inútil fotocopia. Como en el caso de Cape Fear, son numerosos los cambios y añadidos que ha introducido el director en el guión original de Felix Chong y Mak Siu Fai, siendo el más interesante de todos la perfecta adecuación de la historia a un nuevo espacio, el bello y frío Boston con su población de origen irlandés. Sin embargo, todas las novedades juntas no consiguen que olvidemos la cinta hongkonesa pese a tratarse de un thriller del montón, porque, aunque duela decirlo, se nota que está rodada con muchas más ganas y con tensiones mejor conseguidas, precisamente porque se ve en la intención de sus directores imitar el estilo Scorsese. The Departed no aprovecha su posición de ventaja y parece ahogarse en sus propios cambios de ritmo, como si Martin no tuviera claro muy bien a dónde quería llegar... ni le importara. Son inexplicables la multitud de situaciones y secuencias desaprovechadas a lo largo de todo el metraje, en las que la sensación siempre es que va a empezar algo grande y, finalmente, todo queda en eso, supuestos momentos climáticos sin garra, con una planificación nada trabajada y tensión cero –p. ej, los distintos momentos en los que los polis están a punto de pillar a los mafiosos, ¡e incluso cuando lo hacen!–.
Como digo, los toques de brillantez scorsesiana se alternan con los de sonrojo general. Así tenemos el siempre excelente uso de la música, canciones omnipresentes en la banda sonora y una brillante utilización del sonido con cortes bruscos y protagonismo de las melodías y teclas de los móviles, pero una casi nula implicación formal a la hora de tomar las imágenes, haciendo que incluso cuando esto sucede –ciertas panorámicas– quede falso y chapucero. También la nada contenida pero obviamente carismática interpretación de Jack Nicholson como el capo mafioso –al que ha merecido la pena aumentar el papel respecto a la película original– y más que perfectos secundarios como Martin Sheen, Vera Farmiga, Alec Baldwin y Mark Wahlberg –en el que quizás sea el papel de su carrera– se contraponen a una nueva demostración de las enormes limitaciones actorales de Leonardo DiCaprio y Matt Damon, que no pueden ni acercarse a la suela de Tony Leung y Andy Lau. Ambos se encargan de que la película pierda mucha fuerza cuando supuestamente tienen que representar la dura carga y riesgo, tanto de esquizofrenia identitaria como de ser descubiertos, que llevan a cuestas, no siendo capaces de variar sus caras de niñato de palo más que para descomponerlas en una artificiosa mueca. Sin embargo, uno de los mejores aciertos, los momentos que mejor funcionan y que sí permiten incidir un poco en las disquisiciones interiores de los protagonistas son cuando ambos se relacionan con la psicóloga interpretada por Vera Farmiga, refundición y ampliación de dos personajes femeninos del guión original. No solamente por la naturalidad de sus formas y una actuación que la sitúa en el punto de mira para el futuro, sino porque son estos breves minutos de metraje, más íntimos y cercanos a los personajes, los que nos permiten acercarnos un poco más a su vida de verdad, aunque no dejen de llevar las máscaras puestas. Se agradece que ante tantas aspiraciones narrativas Scorsese sepa tomarse dichos pequeños respiros que, paradójicamente, hacen subir el interés más que el enésimo coito interruptus en forma de secuencia de acción. No solamente se alternan los detalles positivos con los nocivos, sino también apuntes negativos contrarios entre sí, como insufribles concesiones comerciales del estilo de una machacona insistencia en enseñarnos cierto elemento que será importante para la resolución de la trama y que se lleva más primeros planos que Julia Roberts en los noventa, y bizarras improvisaciones dudosamente sobrias de Jack Nicholson que han sobrevivido al montaje final y crean más desconcierto que otra cosa.
En definitiva, la sensación final es de frustración ante la ocasión desaprovechada de hacer una gran película y de pena porque, si aceptamos que Scorsese sí se ha implicado de lleno en el proyecto, el poso que queda es que ha querido volver a lo que mejor se le da, ha tenido grandes aciertos, pero ha fallado como un motor que constantemente intenta arrancar y no lo consigue. Un resultado mediocre que, si bien remonta con facilidad la mezcla entre broma de mal gusto e insulto que suponía El aviador, no hace justicia más que a las horas más bajas de su filmografía anterior. Seguimos esperando a que Martin vuelva.
Con Scorsese la forma de abordar un remake nunca es especular o de inútil fotocopia. Como en el caso de Cape Fear, son numerosos los cambios y añadidos que ha introducido el director en el guión original de Felix Chong y Mak Siu Fai, siendo el más interesante de todos la perfecta adecuación de la historia a un nuevo espacio, el bello y frío Boston con su población de origen irlandés. Sin embargo, todas las novedades juntas no consiguen que olvidemos la cinta hongkonesa pese a tratarse de un thriller del montón, porque, aunque duela decirlo, se nota que está rodada con muchas más ganas y con tensiones mejor conseguidas, precisamente porque se ve en la intención de sus directores imitar el estilo Scorsese. The Departed no aprovecha su posición de ventaja y parece ahogarse en sus propios cambios de ritmo, como si Martin no tuviera claro muy bien a dónde quería llegar... ni le importara. Son inexplicables la multitud de situaciones y secuencias desaprovechadas a lo largo de todo el metraje, en las que la sensación siempre es que va a empezar algo grande y, finalmente, todo queda en eso, supuestos momentos climáticos sin garra, con una planificación nada trabajada y tensión cero –p. ej, los distintos momentos en los que los polis están a punto de pillar a los mafiosos, ¡e incluso cuando lo hacen!–.
Como digo, los toques de brillantez scorsesiana se alternan con los de sonrojo general. Así tenemos el siempre excelente uso de la música, canciones omnipresentes en la banda sonora y una brillante utilización del sonido con cortes bruscos y protagonismo de las melodías y teclas de los móviles, pero una casi nula implicación formal a la hora de tomar las imágenes, haciendo que incluso cuando esto sucede –ciertas panorámicas– quede falso y chapucero. También la nada contenida pero obviamente carismática interpretación de Jack Nicholson como el capo mafioso –al que ha merecido la pena aumentar el papel respecto a la película original– y más que perfectos secundarios como Martin Sheen, Vera Farmiga, Alec Baldwin y Mark Wahlberg –en el que quizás sea el papel de su carrera– se contraponen a una nueva demostración de las enormes limitaciones actorales de Leonardo DiCaprio y Matt Damon, que no pueden ni acercarse a la suela de Tony Leung y Andy Lau. Ambos se encargan de que la película pierda mucha fuerza cuando supuestamente tienen que representar la dura carga y riesgo, tanto de esquizofrenia identitaria como de ser descubiertos, que llevan a cuestas, no siendo capaces de variar sus caras de niñato de palo más que para descomponerlas en una artificiosa mueca. Sin embargo, uno de los mejores aciertos, los momentos que mejor funcionan y que sí permiten incidir un poco en las disquisiciones interiores de los protagonistas son cuando ambos se relacionan con la psicóloga interpretada por Vera Farmiga, refundición y ampliación de dos personajes femeninos del guión original. No solamente por la naturalidad de sus formas y una actuación que la sitúa en el punto de mira para el futuro, sino porque son estos breves minutos de metraje, más íntimos y cercanos a los personajes, los que nos permiten acercarnos un poco más a su vida de verdad, aunque no dejen de llevar las máscaras puestas. Se agradece que ante tantas aspiraciones narrativas Scorsese sepa tomarse dichos pequeños respiros que, paradójicamente, hacen subir el interés más que el enésimo coito interruptus en forma de secuencia de acción. No solamente se alternan los detalles positivos con los nocivos, sino también apuntes negativos contrarios entre sí, como insufribles concesiones comerciales del estilo de una machacona insistencia en enseñarnos cierto elemento que será importante para la resolución de la trama y que se lleva más primeros planos que Julia Roberts en los noventa, y bizarras improvisaciones dudosamente sobrias de Jack Nicholson que han sobrevivido al montaje final y crean más desconcierto que otra cosa.
En definitiva, la sensación final es de frustración ante la ocasión desaprovechada de hacer una gran película y de pena porque, si aceptamos que Scorsese sí se ha implicado de lleno en el proyecto, el poso que queda es que ha querido volver a lo que mejor se le da, ha tenido grandes aciertos, pero ha fallado como un motor que constantemente intenta arrancar y no lo consigue. Un resultado mediocre que, si bien remonta con facilidad la mezcla entre broma de mal gusto e insulto que suponía El aviador, no hace justicia más que a las horas más bajas de su filmografía anterior. Seguimos esperando a que Martin vuelva.
14 Comments:
Yo no soy tan crítico como usted con el DiCaprio, pero en el resto, coincido con cada una de sus palabras.
Me pasa con este cine lo mismo que con las personas: cuanto más cine de gansters veo y cuanto más gente conozco, mejor me caen los Corleone.
¡Oh, no! ¿Tú también, Mr. Toldo? ¿¿¿Por quéeeeeee???
Y yo que pensaba que habría un consenso casi total sobre "Infiltrados"...
En esta ocasión no comparto tu crítica. A mí me pareció una película magnífica que ofrece dos horas y media llenas de nervio, tensión, suspense... Yo creo que Marty sigue rodando como los ángeles. Para sí quisieran muchos su pulso narrativo, su puesta en escena, la tremenda habilidad para cruzar historias y engaños sin confundir jamás...
Tampoco estoy de acuerdo respecto a Di Carprio y Damon. Para mí, ambos están excelentes, sobre todo el primero. Me los creo en todo momento. Me sorprendió Damon, actor que no me gusta pero que aquí encaja perfectamente en su papel.
También creo que "Infiltrados" es superior a "Infernal Affairs", ya que amplía y mejora lo que se apuntaba en el original.
Y no sé, pero yo no veo desgana ni desidia en Scorsese. Veo esta película y parece que haya rejuvenecido para acercarse a la torrencial "Uno de los nuestros". Yo creo que ha vuelto y está en plena forma.
"El aviador" no me pareció tan mala como a ti. Aunque no es una maravilla y se pasa de metraje, tiene momentos de gran cine por lo que se refiere a la espectacular recreación de una época y la energía de la cámara scorsesiana.
Pues sí, amigo Max, y la verdad es que pensaba que la iba a disfrutar un montón –de hecho, durante los primeros minutos antes de que aparezca el título no podía dejar de pensar que estaba ante algo grande–, pero se me fue desinflando a medida que avanzaba.
Sobre el pulso narrativo de Martin, creo que la película presenta tanto argumentos a favor de que lo conserva intacto –los montajes paralelos entre las acciones de DiCaprio y de Damon– como otra donde flojea desastrosamente –la persecución a la salida del cine, los tiroteos poli-mafia–.
No es que piense que Infernal Affairs es del todo superior a The Departed, que no es así, pero me apena que sea por carencias de la primera más que por virtudes de la segunda, que falla donde la original mejor se desenvuelve, en la tensión y el riesgo real de ambos de ser descubiertos.
Scorsese ya ha vuelto, lo que pasa es que no estabas mirando. Ha vuelyo para callar la boca a los que, como tú, pronostican su muerte artística: ha querido mostrar todo de lo que es capaz destrás de un cámara. "The Departed" es toda una demostración de lo potente que tiene la verga el director, a pesar de sus casi 65 años. Hay muchos momentos en que la erección es casi perfecta, como si se tratara de un jovencillo preadolescente y con acné en la salida de un instituto de secundaria. Y que le aguante cientocincuenta minutos el aparato así, es más que digno de quitarse el sombrero.
Bah, yo estoy con Mr. Toldo: que parece cualquier cosa os gusta. Esto no es una película personal ni una obra maestra, sino un 'remake' ligeramente superior a la media. Es muy espectacular y está rodada con mucho poderío, pero uno tiene la sensación de que todos los cada uno de los elementos de "The Departed" podía haber dado más de sí.
Va a ser que no estoy muy conforme, sobre todo en asuntos como que el original tiene momentos de tensión más conseguida.... podría llegar a serlo si no destrozase cada escena así con gran potencial del mismo con flashbacks absurdos, redundantes y totalmente innecesarios... Me choca que no se considere nada contenida la actuación de Nicholson cuando, pese a ciertos excesos, no le recuerdo más contenido en papel alguno... A mí me encantan las actuaciones de Di Caprio y Damon y del original sólo veo realmente destacable a Andy Lau y aún así lo veo por debajo de Damon. En fin, para mi Martin no sólo nunca se ha ido, sino que aquí vuelve a estar en plena forma.... y menos mal que hay disparidad de opiniones, que sino que soso sería todo!
¿Por gustarnos "Infiltrados" llegas a la conclusión de que parece que cualquier cosa nos gusta, Noel?
Mí no entender...
Me refería a cualquier cosa que venga firmada por Scorsese, Max, pero tampoco hagas mucho caso a todo lo que digo cuando refunfuño ;)
Y lo dice un fan de Scorsese, ¿eh? Que hasta me gustó "El Aviador" y todo...
madre mia...
y a mi que me parece el mejor Scorsese desde uno de los nuestros...
Gangs of ny era un quiero y no puedo que me recordaba a Al límite y el aviador una peli ejemplar técnicamente pero muy larga y aburrida
The Departed es el Martin con nervio (¿dónde hay nervio en gangs o el aviador?) y la cámara flota por el set como si tuviera vida propia
Los actores están estupendos y la Vera lleva las bragas más hermosas de la temporada.
Queda dicho
por cierto deliria, no se me abre tu blog
Si a Noel, Toldo y Bango no les gusta.... ¡la veo esta semana! (xD)
Gangs of NY y quiero decirlo como estudioso de scorsese que seré siempre, es una película MUTILADÍSIMA. Así que la culpa no fue de Martin.
Por cierto, ya que leo por ahi algo de que parece que a algunos nos guste todo lo que firme Scorsese, pues lanzo el órdago de decir que a mi la que no me gusta es taxi Driver!
Scorsese es dios, Dicaprio Jesucristo, y Damon, Walhberg y Sheen sus apóstoles.
Don Toldorilo, Quítese Titanic de la cabeza, y vea (filmografía completa) a Dicarpio como lo que es: uno de los grandes, no tanto por capacidad interpretativa, que también, sino por el don natural de comerse la camara (como ya les ocurriera a Paul Newman, Al Pacino y algunos otror).
JRRRRAI MAMA!! EL LUNES QUE VIENE SE ACABA PRISON!!!!!!!!!
Excelente film del maestro Scorsese que, si bien, realmente, no nos enseña nada nuevo a los incondicionales, sí que nos hace pasar, una vez más, un estupendo rato.
Y tiene mérito por cuanto la peli dura dos horas y media...y ni te enteras. No se mira ni una vez el reloj (o móvil), pues no tiene ningún punto muerto, ninguna escena banal, aunque sí que se recrea en algún diálogo que pudiera haber sido cortado pues nada aporta a la trama principal.
Pero es una buena muestra del talento de Scorsese al narrarnos con singular maestría las andanzas, tejemanejes y relaciones intrincadas de un grupo de personajes que mienten y ocultan sus verdaderas personalidades en aras a...simplemente sobrevivir, pues en el fondo esa es la meta en un mundo donde la muerte violenta es moneda común en las oscuras calles de una ciudad donde las ratas campan por sus fueros.
El guión está cuidado al máximo, aunque algunos hechos resulten, en su resolución, algo extrañas, no demasiado verosímiles. Pero esto era difícil dado el maremagnum de interrelaciones que se establecen a lo largo del metraje.
Otro punto a favor son sus interpretaciones, bastante buenas, y digo solo bastante por cuanto algún actor está un poco pasado de rosca en alguna escena concreta, por ejemplo el gran Jack Nicholson en el momento en que le habla "con franqueza" a Leonardo di Caprio en el bar. La cara de rata que pone Nicholson, junto a un sinfín de muecas en un corto espacio de tiempo, es marca de la casa Jack, pero creo que se pasa cien pueblos.
Lo mejor de una película que se sigue con extremado interés es su último tercio, amén de la entrevista inicial entre Leonardo di Caprio y Martin Sheen y Mark Wahlberg. En ese último tercio asistimos a momentos de explosiva violencia, demostrando Scorsese que nadie está a salvo de su destino. Son momentos de maestría en cuanto a montaje, que denota que estamos (ya lo sabíamos) ante uno de los grandes directores de cine del momento. No sé si conseguirá finalmente el Óscar (una vez más me parece que el bueno de Clint Eastwood le puede hacer la pascua), pero sí que deja bien claro que es narrador extraordinario.
En fin, que es muy buena, aunque dista bastante de obra maestra, que es lo que se está diciendo por ahí, en mi opinión, exageradamente. Y es que se nota que hay muchas ganas de que gane tío Martin el Óscar de una puñetera vez. Si lo consigue, por mí estupendo, pero tengo muy claro que tiene mejores trabajos.
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