martes, octubre 04, 2005

Zinemaldia 2005 III

Apuestas Fallidas


· Malas Temporadas, la segunda película de Manuel Martín Cuenca, pese a mantener el medido pulso que ya demostró con la interesante La flaqueza del bolchevique, termina naufragando en el manido modelo de película de vidas cruzadas. Entre el intento de actuación de la negada Nathalie Poza, lo absurdo de su parte de la historia, la poca originalidad -y reminiscencias de "inspiración" en Amores perros- de la de la grandísima Leonor Watling y la desacertadísima música de Pedro Barbadillo, lo mejor resulta ser la trágica historia protagonizada por Javier Cámara. Y decir esto de una película dramática es decir mucho. La Watling, inmensa, rompedora y sufridora, como siempre, pero cayendo en un incómodo guiño hacia su faceta de cantante, que se hace más inexplicable si repasamos el número de veces que ha afirmado querer mantener lo más alejada posible sus dos vertientes artísticas.


· Tideland, ansiada vuelta de Terry Gilliam a la dirección tras su desastre quijotesco -porque se nos ha instado a considerar este el verdadero retorno, y no la producción de los Grimm, aparentemente tan encorsetada por la maquinaria hollywoodiense-. Quizás las expectativas jugaron en mi contra, o quizás el hecho de tratarse prácticamente de la película más personal de toda su carrera haga que se me atragante, pero el caso es que es la obra que menos me gusta del director de Fear and loathing in Las Vegas -Grimm aparte, que aún no la he visto-. Más cercana a los universos infantiles de Time Bandits o Las aventuras del barón Munchausen, la encontré alarmantemente falta del derroche de originalidad que contiene el resto de su filmografía. Eso sí, rodada de forma exquisita, repleta de encuadres contrapicados y barroquismo plástico, pero lastrada por la omnipresencia de la niña protagonista, quien, pese a hacerlo estupendamente, no es suficiente para levantar la película del aburrimiento una vez que su esquema empieza a hacerse excesivamente repetitivo. No perderse el fantástico papel de Jeff Bridges.


· Vers le sud, nueva y más ambiciosa película de Laurent Cantet, quien se ha ganado cierta fama en el cine francés con sus dos films anteriores, Recursos humanos y El empleo del tiempo. Siendo esta su primera película que veía, encontré una historia interesante a priori que podría haber servido para explorar las características de ese turismo sexual practicado por maduras y aburridas integrantes de la clase alta más desmonorada de Europa, pero también vi una gran falta de ritmo y capacidad por mantener el interés durante todo el metraje, una dirección invisible y la plena convicción de que la sólida interpretación de Charlotte Rampling bastaría para sacar la película adelante.


· The Bow, quizás no sea del todo justo que hable aquí del último trabajo de Kim Ki-Duk, pues me parece de una calidad bastante notable. Sin embargo, Ki-Duk sigue el rumbo que tomó su obra tras la magistral Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera y persiste en estilizar argumental y atmosféricamente cada vez más sus propuestas para dar su particular visión de la filosofía budista, todo esto con grandes dosis de aura zen -aquí dando un paso más allá que Hierro 3-. Aunque considero las dos películas que he nombrado dentro de su etapa zen de lo mejor de su filmografía, me gustaría que el prolífico director surcoreano siguiera explorando esas realidades terrenales dolorosas y sucias de sus primeros trabajos. Aunque si no lo hace, tampoco tengo mayor problema. Además, tengo curiosidad por ver hasta dónde es capaz de llegar en su creciente apuesta de minimización de los elementos de sus historias: en The Bow, apenas dos barcos, un viejo y una niña.

2 Comments:

Blogger delirante said...

Qué racha! A ver cuando:
- mejoras el gusto
(o en caso de no encontrarlo)
- empiezas hablar de las que SI que te gustaron

:P:P

4 de octubre de 2005, 23:44  
Anonymous Anónimo said...

"Los hermanos Grimm" mola. Lo que pasa es que es una de esas películas que nace con un gigantesco "MALDITA" escrito en la frente. Pero yo la volvería ahora mismo, sin pensármelo dos veces.

Un filme fallido de Gilliam es más memorable que la mejor obra de muchos directores.

6 de octubre de 2005, 17:21  

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