martes, septiembre 13, 2005

13 días de septiembre

Qué divertido es hablar por puntos:

· Septiembre, puente entre los últimos días de verano y el inicio del otoño, campo de minas de exámenes, título de una de las mejores películas bergmanianas de Woody Allen, momento de reencuentros y despedidas... siempre ha tenido una climatología de lo más atractiva. Los días empiezan a acortarse y la noche se ensancha, la gente vuelve cabizbaja dispuesta a sucumbir al síndrome post-vacacional, la rutina acecha agazapada, el aire ondea el pelo, llueve y anochece. Todos los que, como yo, sientan una irremediable atracción hacia la decadente melancolía no podrán negar que septiembre es el mes más evocador.

· Temporada ideal para visitar ciudades coloridamente grises y húmedas como Venecia o San Sebastián. Parece que los organizadores de festivales cinematográficos son conscientes de ello. Por Venecia han pasado grandes y apetitotísimas propuestas: el western homosexual de Ang Lee, el alegato a favor de la libertad de prensa de George Clooney, la imprescindible mirada de Abel Ferrara sobre el espectáculo pornoreligiosoaudiovisual de Mel Gibson del año pasado, la esperada conclusión de la trilogía vengativa de Park Chan-Wook, las correrías por el mundo de los vivos y de los muertos en fecha nupcial de Tim Burton, la plataforma petrolífera que atesora palabras y pasados de Isabel Coixet, lo último de Oliveira y, sobre todo, la jugosa Les amants réguliers de Philippe Garrel, película que probablemente nunca veamos estrenada en nuestro país -pese a haber ganado el León de Plata, me temo que para los distribuidores nacionales pesará más que se trate de una película francesa de tres horas en 4:3 y blanco y negro-, íntima crónica de ciertos días de mayo de cierto año que no cambiaron el mundo, pero al menos lo pretendían.

· Me hago un ciclo retrospectivo intensivo de la obra hasta la fecha de Kim Ki-Duk, realizador surkoreano de moda en festivales, estajanovista a ritmo Winterbottom, últimamente moja en cada festival en el que se presenta. En Donosti presenta su última película, y ya le tienen asignado el FIPRESCI por la anterior. Aunque sus películas denotan a veces una forzada búsqueda de la poesía visual -otros, como Kitano, simplemente la encuentran-, todas demuestran un admirable manejo de la dirección, el encuadre y la puesta en escena. Personajes callados, al margen de todo, borderlines por naturaleza, atormentados, siempre buscando callar a sus fantasmas internos por medio de la violencia, autoinfligida o contra los demás. Y, sin embargo, siempre encuentra la forma de que el amor haga aparición de la forma más natural. Mi ranking es el siguiente (orden cronológico dentro de los puntos):
Imprescindibles: La isla (Seom, 2000) · The Coast Guard (Hae anseon, 2002) · Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera (Bom yeoreum gaeul gyeoul geurigo bom, 2003) · Hierro 3 (Bin-jip, 2004)
Grandes: Real Fiction (Shilje sanghwang, 2000) · Address Unknown (Suchwiin bulmyeong, 2001)
Muy buenas: Wild Animals (Yasaeng dongmul bohoguyeog, 1996) · The Birdcage Inn (Paran daemun, 1998) · Bad Guy (Nabbeun namja, 2001) · Samaritan Girl (Samaria, 2004)

· Leo Lolita -desgraciadamente en su traducción censurada- asombrado y perplejo por el inmenso talento literario de Nabokov, capaz de dominar el lenguaje de una forma magistral, llevando la labor de la descripción hasta su límite más surreal y emocionante, de forma que es imposible escapar de él y la precisión de sus palabras.

· Casi con lágrimas en los ojos veo como Terry Gilliam confiesa haberse embarcado en la realización de The Brothers Grimm para "poder hacer algo". "Llevaba siete años sin dirigir nada" confiesa el genial Monty Phyton, recordando el malogrado rodaje suspendido por (mil) causas de fuerza mayor -entre ellas apariciones espontáneas de F-16, una tormenta-tornado, etc.- de su proyecto maldito, la adaptación de Don Quijote. Lejos quedan los días de batallar con los grandes estudios para sacar adelante lo que su incansable imaginación deseaba (Brazil). Resignado a no sufrir la suerte de demás genios "parados" -Terence Malick (hasta hace poco), Víctor Erice- o sufrir cancelación tras cancelación mientras se mendigan presupuestos -Aronofsky-, se embarca en una superproducción hollywoodiense en la que espero que por lo menos haya mantenido un 0.1% de su visión. Y si no, me da igual: al Zinemaldia viene Tideland, por lo que por lo menos quizás sí haya merecido la pena. Y mientras, Uwe Boll encadenando proyectos.

· Para que lo anterior no le pase a una de las mayores promesas actuales de nuestro cine -aunque, para qué engañarnos, tiene todas las papeletas: que le pregunten a Guerín o Erice... o Jaime Rosales-, háganse como sea en cuanto haga su aparición e dvd con El cielo gira, de Mercedes Álvarez. Toda una lección de lo que es presentar con admirable sinceridad un proyecto improvisado y mimado sobre el terreno. Consideraré una grave afrenta que no sea mencionado en una asignatura que tendré el dudoso placer de cursar este año -mis traumas durante el agónico proceso de matriculación bien merecerían otro post-, un contenedor denominado Historia del Cine Informativo. Están advertidos.

1 Comments:

Blogger delirante said...

Madre miaaaaaaa... que ya queda menos para que lleguemos a Donosti y nos colguemos las acreditaciones, neeeeeeeeeeeeeen!!!!
Parece mentira... salgo del cine de currar y entro en otro para hacer algo similar xDD
Y Señor, promete que nos contarás a todos tus más sinceras opiniones de la última de Allen y Jarmusch, por lo menos.

15 de septiembre de 2005, 23:44  

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