Zinemaldia 2005 I
San Sebastián es una de las diez ciudades más atractivas de Europa, y eso se nota. Mientras pueda encontrar financiación económica para desplazarme hasta allí, disponer de un lugar donde dormir poco y guardar papeles, poder disfrutar de su ingente variedad de pintxos y beber en vasos catxi-sized todo tipo de líquidos y una acreditación colgando de mi cuello, no pienso faltar ni un solo año. Al final, la calidad media de las películas es lo de menos. Por mucho que se empeñe Gasset, la Sección Oficial de este año ha sido verdaderamente floja -lo cual es más sonrojante aún si echamos un vistazo a los menús de Cannes o Venecia esta misma temporada-, con toda una serie de películas que solamente explican su presencia si los organizadores estaban más ocupados repasando los listados de qué otros títulos les ofrecían las productoras a cambio que mirando los horrores que desfilaban ante sus ojos.
Pero todo eso da igual. La SO, como el Palmarés, nunca ha sido lo verdaderamente relevante del Zinemaldi. Su verdadero potencial reside en las secciones paralelas, Zabaltegi, que se ocupa de rastrear verdaderas joyas presentadas en festivales anteriores e indaga en operas primas y obras primerizas que sobresalen en algún aspecto dentro de la producción cinematográfica mundial. A ambas secciones corresponden las mejores películas que se han podido ver en esta edición. Otra de sus supuestas apuestas fuertes, las retrospectivas, últimamente flojean... aunque hay que reconocer que las apuestas de directores de este año (Robert Wise y Abel Ferrara) son infinitamente más apropiadas que las facilísimas -por disponibilidad pública de su obra- del año pasado (Anthony Mann y Woody Allen); sin embargo, la temática no ha logrado interesar, difícil superar la apuesta de la anterior edición, que presentaba el cine más rompedor e incorrecto.
Para despertar un poco este involuntariamente semi-abandonado espacio me dedicaré durante un tiempo a poner en orden públicamente las notas y sentimientos que ha despertado en mí la edición de este año. Con sus sorpresas, alegrías, descubrimientos, decepciones, fiascos, sobredosis, kaixos y ritos propios -por ejemplo, no concibo un año sin la presencia de Winterbottom o Leonor Watling -.
5 Comments:
Uauuuu! Una actualización! Qué será lo próximo? una foto con carnaza?
Las retrospectivas de Ferrera y Robert Wise debieron de ser una pasada: qué envidia me da usted.
Por cierto (y aún a riesgo de adelantar acontecimientos), ¿qué tal "Tideland"?
Perdón, quise decir 'Ferrara'.
El tema de las retrospectivas es siempre igual. Te quejas si son anodinas (Allen), pero si son interesantes (como este año) al final te da igual, porque los horarios están estratégicamente diseñados para impedirte ir a ver casi nada si sigues la sección oficial y las perlas paralelas. La de joyitas seguras de cine negro de Wise que me he sacrificado por mediocridades al tener en cuenta el temible factor "ya, pero y si..." a la hora de lanzarme a ver la primera película de un desconocido director esloveno.
Por razones de horario tampoco pude disfrutar de New Rose Hotel en pantalla grande (de Asia Argento, vamos).
Sin embargo, no dejé pasar la oportunidad de ver The Haunting en cine y de recuperar la destacable 'R Xmas ;)
Sobre Tideland escribiré... adelanto que me llevé una grandísima desilusión, PERO de mi entorno fui el único -lo de la crítica "seria" ni lo tengo en cuenta-. El resto de gilliamófilos con los que hablé salieron con todas las expectativas más que colmadas. Don't worry.
Match Point a mí sí que me moló, entendiéndola como un juego consciente de Allen evidenciando su gusto por la obra de Patricia Highsmith. Desde luego, muy superior a ese pseudo-bodriete de Melinda y Melinda y a sus más flojeras de la era DreamWorks.
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