Contra Judd Apatow
Desde la producción (y puede que re-escritura del guión) del Ben Stiller más malsano de los 90 hasta la de esos grandes clásicos de la comedia de los 00 (Anchorman, Talladega Nights...), pasando por la creación de malogradas series de televisión de verdadero culto, el talento de Judd Apatow parece estar más cerca del de un catalizador con buen gusto que del de un demiurgo con talento. Esta hipótesis se confirma tras ver las dos películas con su "sello" estrenadas el año pasado en España, Knocked Up, producida, escrita y dirigida, y Superbad, producida. Ambas películas no solamente tienen a Jonah Hill y Seth Rogen en sus repartos, intercambiando roles de protagonista y secundario, sino que comparten la constante temática de ese sempiterno estado de cambio hacia la madurez, la teórica pasarela de la irresponsabilidad juvenil al mundo adulto de hipoteca y dominical (un paradigma que tampoco era ajeno a la anterior película de Apatow). Esta circunstancia hace que Jaime Pena agrupe las dos películas en su crítica para la Cahiers hispana, pero es evidente que las calidades y resultados de ambas son muy diferentes.
A nivel formal, tanto Superbad, dirigida por Greg Mottola, como Knocked Up no están distanciadas. La realización de Mottola y Apatow es funcionalmente plana, despectivamente televisiva, con repetición sistemática de la seguidilla plano-contraplano, general-medio-americano, etc. Nada que objetar, puesto que no es el valor más buscado en estas producciones, pero tampoco es cuestión de caer en un relativismo extremo que también nos llevaría a tragar con descojones formales a lo Jess Franco. La falta de mise en scène ya existía en The 40 years old virgin (aderezada, eso sí, por insólitos insertos de product placement audiovisual de la Universal), por lo que parece claro que Apatow confía en que la frescura y el dinamismo vengan más de los diálogos que del aspecto visual de sus películas. Es por eso que las mayores pegas las encontramos en las obras sobre las que en teoría él ha tenido un control más directo. La comedia norteamericana actual, en incuestionable forma gracias a toda una generación de intérpretes y humoristas dispuestos a dinamitar las bases y presunciones más amables por un lado y racionales por otro del género, se desarrolla en un cine claramente de actor. Ahí están los titanes: Will Ferrell, Steve Carell, Ben Stiller, Vince Vaughn, Owen Wilson, Jack Black, etc. Actores que cuando mejor funcionan y más dan de sí mismos es en ambientes de absoluta libertad creativa e interpretativa, de improvisación loca, de what if y and even more, de laissez-faire expresivo, de directores entendidos como organizadores capaces de poner un mínimo orden y coherencia entre locuras geniales sin más aportación que el marco para la foto.
En cambio, Apatow es un guionista en toda regla, se empeña en añadir ingentes cantidades de literalidad en sus obras, lo que acaba lastrando todo el conjunto. The 40 years old virgin es estupenda, pero eso es mérito de Carell (dentro de lo que Apatow le deja), y no olvidemos que tiene una duración exageradamente dilatada que le hace perder ritmo por momentos. Pero Knocked Up ya es un verdadero desastre en estas cuestiones. Interpretada por algunos como una lucha diegética entre la clásica comedia romántica (clásica en este contexto significa años noventa y dos nombres propios: Meg Ryan y Julia Roberts) y la más gamberra-adolescente, en realidad lo interesante de la disparidad de tonos no pasa de la propuesta conceptual: se intuye que Apatow quería reflejar cada subgénero en los personajes de Katherine Heigl y Seth Rogen respectivamente, pero en realidad la película no muestra eso, al hacer esa lucha mucho más suave y transitoria de lo que en principio se pudiera esperar.
No obstante, el principal defecto de Knocked Up no es esa falta de ritmo y desaprovechamiento de potenciales recursos cómicos que son preparados en la misma película y después, inexplicablemente, se dejan de lado (como el choque entre naturalezas dispares antes mencionado, pero también la recomendación de los jefes de Heigl para que se conserve en buena forma, desechada durante la duración del embarazo —¡encima contando con la genial Kristen Wiig!—), sino que va más allá de estas consideraciones y entra directamente en el alma de la película, su retrógrado mensaje, explicitado tanto en fondo como forma. No basta con que, ante la sucesión de hechos del principio de la cinta, la posibilidad del aborto no sea ni siquiera tenida en cuenta por la protagonista y la única (repito: única) vez que la sola palabra es mencionada en la película sea en boca del personaje masculino de Jonah Hill y, mejor aún, ocultando la palabra como parte de un supuesto gag, sino que encima hay toda una sucesión de secuencias entre Heigl y Rogen después de conocer la noticia de la inseminación que entran de lleno en el terreno de la vergüenza ajena: cogiéndose de la mano en el centro comercial, enrollándose al llegar a la casa de ella... sin medio ápice de ironía o extrañamiento. Esta relación, construida ad hoc sobre un embarazo imprevisto, en algo que luego se reivindica como epítome de cierta incorrección política o atrevimiento temático, pues da bastente grima.
Todo es distinto en Superbad con guión del mismo Rogen y Evan Goldberg. Esta sí que funciona a la perfección como exploración de los terrenos de esa dudosa frontera de in/madurez, y además es un elogio a la amistad masculina diluida en una vagina con un final tan certero como abierto a interpretaciones. Incluso las referencias popculturales están mucho mejor insertadas ["Have you ever stared into his eyes? It was like the first time I heard the Beatles"] en unos diálogos deliciosamente repletos de tacos y palabras malsonantes, y no hay tanta hiper-saturación de camisetas referenciales y backgrounds frikis como en la del embarazo, donde toda esa parafernalia llega un momento en que deja de parecer natural para resultar de lo más impostado. Además, a toda una serie de secuencias antológicas de la comedia adolescente, como el intento de compra de bebida por parte de McLovin o la escena de cama entre Evan y Becca ["— Your cock is so smooth! — Your's would be too... if you were a man"], se une la descacharrante pareja de policías interpretados por el propio Seth Rogen y Bill Hader, unos auténticos robaescenas que bien valdrían la realización de un spin-off con sus aventuras.
Con todo, toca esperar con (muchas) ganas Walk Hard, donde además Apatow no está sólo en el guión, aunque el puesto de Comedia de 2008 está claro que se reñirá entre la entrega anual de Ferrell, Semi-Pro, y la ansiada Get Smart.
A nivel formal, tanto Superbad, dirigida por Greg Mottola, como Knocked Up no están distanciadas. La realización de Mottola y Apatow es funcionalmente plana, despectivamente televisiva, con repetición sistemática de la seguidilla plano-contraplano, general-medio-americano, etc. Nada que objetar, puesto que no es el valor más buscado en estas producciones, pero tampoco es cuestión de caer en un relativismo extremo que también nos llevaría a tragar con descojones formales a lo Jess Franco. La falta de mise en scène ya existía en The 40 years old virgin (aderezada, eso sí, por insólitos insertos de product placement audiovisual de la Universal), por lo que parece claro que Apatow confía en que la frescura y el dinamismo vengan más de los diálogos que del aspecto visual de sus películas. Es por eso que las mayores pegas las encontramos en las obras sobre las que en teoría él ha tenido un control más directo. La comedia norteamericana actual, en incuestionable forma gracias a toda una generación de intérpretes y humoristas dispuestos a dinamitar las bases y presunciones más amables por un lado y racionales por otro del género, se desarrolla en un cine claramente de actor. Ahí están los titanes: Will Ferrell, Steve Carell, Ben Stiller, Vince Vaughn, Owen Wilson, Jack Black, etc. Actores que cuando mejor funcionan y más dan de sí mismos es en ambientes de absoluta libertad creativa e interpretativa, de improvisación loca, de what if y and even more, de laissez-faire expresivo, de directores entendidos como organizadores capaces de poner un mínimo orden y coherencia entre locuras geniales sin más aportación que el marco para la foto.
En cambio, Apatow es un guionista en toda regla, se empeña en añadir ingentes cantidades de literalidad en sus obras, lo que acaba lastrando todo el conjunto. The 40 years old virgin es estupenda, pero eso es mérito de Carell (dentro de lo que Apatow le deja), y no olvidemos que tiene una duración exageradamente dilatada que le hace perder ritmo por momentos. Pero Knocked Up ya es un verdadero desastre en estas cuestiones. Interpretada por algunos como una lucha diegética entre la clásica comedia romántica (clásica en este contexto significa años noventa y dos nombres propios: Meg Ryan y Julia Roberts) y la más gamberra-adolescente, en realidad lo interesante de la disparidad de tonos no pasa de la propuesta conceptual: se intuye que Apatow quería reflejar cada subgénero en los personajes de Katherine Heigl y Seth Rogen respectivamente, pero en realidad la película no muestra eso, al hacer esa lucha mucho más suave y transitoria de lo que en principio se pudiera esperar.
No obstante, el principal defecto de Knocked Up no es esa falta de ritmo y desaprovechamiento de potenciales recursos cómicos que son preparados en la misma película y después, inexplicablemente, se dejan de lado (como el choque entre naturalezas dispares antes mencionado, pero también la recomendación de los jefes de Heigl para que se conserve en buena forma, desechada durante la duración del embarazo —¡encima contando con la genial Kristen Wiig!—), sino que va más allá de estas consideraciones y entra directamente en el alma de la película, su retrógrado mensaje, explicitado tanto en fondo como forma. No basta con que, ante la sucesión de hechos del principio de la cinta, la posibilidad del aborto no sea ni siquiera tenida en cuenta por la protagonista y la única (repito: única) vez que la sola palabra es mencionada en la película sea en boca del personaje masculino de Jonah Hill y, mejor aún, ocultando la palabra como parte de un supuesto gag, sino que encima hay toda una sucesión de secuencias entre Heigl y Rogen después de conocer la noticia de la inseminación que entran de lleno en el terreno de la vergüenza ajena: cogiéndose de la mano en el centro comercial, enrollándose al llegar a la casa de ella... sin medio ápice de ironía o extrañamiento. Esta relación, construida ad hoc sobre un embarazo imprevisto, en algo que luego se reivindica como epítome de cierta incorrección política o atrevimiento temático, pues da bastente grima.
Todo es distinto en Superbad con guión del mismo Rogen y Evan Goldberg. Esta sí que funciona a la perfección como exploración de los terrenos de esa dudosa frontera de in/madurez, y además es un elogio a la amistad masculina diluida en una vagina con un final tan certero como abierto a interpretaciones. Incluso las referencias popculturales están mucho mejor insertadas ["Have you ever stared into his eyes? It was like the first time I heard the Beatles"] en unos diálogos deliciosamente repletos de tacos y palabras malsonantes, y no hay tanta hiper-saturación de camisetas referenciales y backgrounds frikis como en la del embarazo, donde toda esa parafernalia llega un momento en que deja de parecer natural para resultar de lo más impostado. Además, a toda una serie de secuencias antológicas de la comedia adolescente, como el intento de compra de bebida por parte de McLovin o la escena de cama entre Evan y Becca ["— Your cock is so smooth! — Your's would be too... if you were a man"], se une la descacharrante pareja de policías interpretados por el propio Seth Rogen y Bill Hader, unos auténticos robaescenas que bien valdrían la realización de un spin-off con sus aventuras.
Con todo, toca esperar con (muchas) ganas Walk Hard, donde además Apatow no está sólo en el guión, aunque el puesto de Comedia de 2008 está claro que se reñirá entre la entrega anual de Ferrell, Semi-Pro, y la ansiada Get Smart.
4 Comments:
Maldito, condenado e imperdonable autobombo:
http://tinyurl.com/2zoazb
Apatow está mas lejos de ser una voz perdurable que del astuto rastreador generacional, que eso es algo que con el tiempo y las decepciones (que espero que no, claro) también puede atribuirse al hasta ahora muy espabilado JJ Abrams.
Apatow es un conservador, muchísimo más terrible que Junior o When Harry met Sally, y de eso NADIE, absolutamente NADIE se da cuenta. Sabe como inducir a las posiciones más cerradas: a través de la marihuana y las tetas, para después negarlas claro. Las recomendaciones de los jefes me parecen un escaso momento de humor sutilísimo e inteligente.
me gusta más la de los chavalines que la de los chavalotes, pero Pineapple Express promete ser muy grande.
Y por favor, si no ha visto Hot Rod póngase inmediatamente en ello.
Saludos
Muchas gracias, procuraré seguir con la "temática" del blog. Me gusta explorar desde el anonimato; no por cobardía, sino para escribir sin la presión de mi propio, y prácticamente desconocido, nombre.
Saludos.
Hola a todos, yo considero Knocked Up una película más rica y perdurable que Vírgen a los 40 o Superbad, que me gustaron algo menos. Aún así, Apatow debe entregarnos algo más para ser considerado la gran esperanza blanca de la comedia americana (palabras mayores, para mí es Linklater que, por supuesto, es mucho más que eso). Y sobre lo de que Apatow es un cineasta conservador, pues probablemente, pero mientras sea en el terreno ideológico y/o político me preocupa más bien poco. Get Smart y la de Ferrel (que me entusiasma poco o nada) habrá que verlas pero para mí la más esperada es de lejos Pineapple Express. Es del mismo grupete, pero con la incorporación en la dirección de David Gordon Green, ahí es nada. Y aún por encima los tráilers gastan pintaza brutal: http://www.apple.com/trailers/sony_pictures/pineappleexpress/high.html
It feels good in my braiiiiiiiiiiiiin !!!!
Publicar un comentario
<< Home