miércoles, diciembre 26, 2007

Gotta Dance


Stanley Donen fue un director tan capaz de asumir la modernidad de los sixties y la estética pop en sus películas de manera tan impecable —Charade, 1963— como magnífica —Two for the road, 1967— y desastrosa —Funny Face, 1957—, según el parcial e incompleto acercamiento que he tenido a su amplia obra. Pero lo que de verdad me llamó la atención en la n-ésima revisión famideña/naviliar de esa gran obra maestra que es Singin' in the rain fueron sus detalles out-of-the-canon que en ocasiones anteriores se me habían pasado, inexplicablemente, por alto (seguramente demasiado atento a las magníficas coreografías de Kelly y Donen y las milimétricas réplicas con cara de socarrona impasibilidad de Donald O'Connor). Hay un momento, ya cerca del final de la película y una vez urdida toda la estratagema para sacar adelante la producción de The Dancing Cavalier, donde el star Don Lockwood interpretado por Gene Kelly describe a su productor el último número musical que se debe rodar e incluir en el re-montaje final de la película. En vez de sus palabras nosotros escuchamos y vemos la representación de dicho número en la mente, imaginación y, suponemos, locuacidad de Don.

Dicha secuencia de unos 12 minutos de duración [que pueden recordar aquí primero y aquí después] no solamente es un prodigio de música, decorados, bailarines y escenificación, sino que se despunta de las demás secuencias puramente musicales de la cinta por un motivo fundamental: su extrema y absoluta inutilidad narrativa dentro de la película. Como verán se trata de una pequeña fábula o cuento moral no exento de ironía, mezcolanza entre la futilidad del éxito en el mundo del espectáculo, lo importante que es disponer de un buen colchón económico para dar rienda suelta al amour-fou y la imposibilidad de comunicación entre las personas, o ninguna de las anteriores. Toda esta secuencia onírica, en algunos momentos de clara inspiración Dali-plus-Tanguy-ana supone una ruptura con el relato principal (aunque se tiene a bien insertarla de la forma más simple posible: es la imaginación del protagonista) tanto en términos narrativos como de ritmo. De hecho, se podría decir que rompe y da al traste con todo el ritmo anterior de la película, que avanza implacable sin titubear en ningún momento en el desarrollo de la acción: acuérdense con qué ligereza elíptica el cine sonoro pasa de jocoso divertimento de reuniones de la alta sociedad a ser requisito básico de la industria cinematográfica o cómo el problema de la viabilidad comercial de la The Dueling Cavalier original es resuelto en una simple noche de inspiración (por no hablar del atropellado happy-ending final). En esta sucesión de bailes y números coreográficos, si bien las elipsis son tan bestias como todo cuento de progresión moral necesita, se palpa otro tempo muy diferente y más reposado, aunque sea porque lo que nos cuenta no tiene nada que ver con lo que se nos ha contado antes y se nos contará después.

Estamos pues en el delicioso terreno de la digresión, tan no-sutilmente introducido en uno de esos productos culturales tan canónicos e inamovibles de cualquier top-5 de su campo de actuación (los temibles hard-classics, beware!) que llega hasta a emocionar que se siga manteniendo esta maravilla en ese polvoriento y peligroso cajón de películascomolasdeantesqueyanosehacen tan ferozmente guardado por Cerberos y Carontes de todo pelaje y condición.

3 Comments:

Blogger SickBoy said...

Cuando tenga tiempo le leo la entrada con detenimiento y le comento al respecto. Ahora le espeto que es bueno saber que sigue dándole a las teclas (usted es tan ocupado/perezoso como yo, reconózcalo mr. Toldeur) y no se olvida de su camarilla blogera.

Ah, y sí, el encuentro entre etanol disfrazado de varios y usted y yo solo puede procurarnos grandes momentos.

Abrazo!

27 de diciembre de 2007, 1:41  
Blogger Libertino said...

¿?
Nos abandona durante un periplo extralarge y reaparece con un post musical?????
Exijo indemnización emocional inmediata!!!
Mi Top5 musical (no es mi género)

1-Footloose
2-Grease
3-El Fantasma del Paraíso
4-Tenacious D in The Pick of Destiny
5-Help!

Y Hedwig & the angry inch de bonus track

27 de diciembre de 2007, 14:55  
Blogger Señor Toldo said...

Hehehe, es que si se fija ud. esta es mi propia digresión bloguil ante las críticas pendientes... o algo.

Mis muestras más afines del género estarían entre la horquilla Los paraguas de Cherburgo - El Fantasma del Paraiso, cuyo centro lo marca Velvet Goldmine, pero no le suelo hay mucha otra joya heterodoxa por ahí suelta.

27 de diciembre de 2007, 19:41  

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