Anger. Pain. Fear. Aggression.
Aunque ya tengo preparada otra memo en la recámara, dejaré que pase un tiempo prudencial antes de lanzarme al suicidio mental de rellenarla, que han sido mucho estrés ya las dos anteriores, podéis creerme.
Hoy voy a recomendar una serie que considero fundamental dentro de la Historia de la ficción en TV. Ya sé lo que estáis pensando, pero no, dejaré Twin Peaks para futuros posts... porque, además, considero que las paranoias del pequeño pueblo maderero trascienden totalmente su condición originaria de producto televisivo para convertirse en una experiencia sensorial en todos los niveles.
En cambio, Spaced es la serie de televisión más eminentemente audiovisual –en todos los sentidos, lo prometo– que he tenido el placer de disfrutar. Como no tengo noticia de que haya sido emitida por ningún canal nacional, ni abierto ni de pago, os situaré un poco a quienes sea la primera vez que oigan hablar de ella. Se trata de una delirante serie cómica –que no sitcom– británica, dirigida por Edgar Wright, al que por lo menos unos pocos podréis asociar a la reciente Shaun of the Dead –sí, ya sé que no te creías que Zombies Party fuera su título original–. La película está protagonizada y co-escrita por Simon Pegg, quien también protagoniza y escribe los capítulos de Spaced junto a la actriz, y así mismo guionista, Jessica Stevenson. Cabe destacar que la producción de la serie es anterior a la citada incursión en el parodiable universo de los muertos vivientes, concretamente su primera emisión corresponde al período 1999-2001. Como ya habréis adivinado, las únicas formas de verla son adquiriendo su edición en dvd británica, o buscando en vuestras simpáticas mascotas ecuestres que os traen regalos de la red.
Resumiendo el argumento-base que, como todos sabemos, en este tipo de series es lo de menos: Tim y Daisy son dos jóvenes londinenses sin pareja que deciden hacerse pasar por una para poder alquilar un piso donde vivir. Ahora paso a exponer de forma un tanto anárquica mis impresiones sobre por qué me resulta tan absolutamente fundamental:
. Multirreferencialidad: ‘cause I’m a freak • Lo primero que llama la atención de cualquier episodio de Spaced es la interminable sucesión de citas, referencias, parodias, emulaciones de todo tipo de películas o situaciones claramente reconocibles de productos de ciencia-ficción o fantástico. Quizás Evil Dead se lleve la palma. Esto hace de la serie lo más postmoderno que he visto hasta ahora en televisión, la técnica batidora de Tarantino trasladada al pequeño formato catódico e insertada de forma admirable y continua en el devenir de la trama, llegando a alcanzar altas cotas de meta-ficcionalidad en ocasiones. Como dato, en su edición en dvd incluye una pista de audiocomentarios dedicada exclusivamente a señalar la multitud de referencias pop-culturales que aparecen en cada encuadre. El visionado de cada episodio es una delicia para cualquier aficionado al cine, sobre todo para aquellos a los que nos empezó a brotar esto de la cinefilofagia gracias a señores como Martin Scorsese o Sam Raimi.
. Cool • La realización de cada episodio es técnicamente impecable. Algo fundamental que condiciona mi admiración por esta serie es la perfecta utilización que ha sabido hacer Wright de, sino todos, una gran mayoría de los recursos audiovisuales que le permiten combinar imágenes con sonidos, movimientos de cámara acelerados y desestabilizadores, encuadres originales, etc. Hay que destacar la impecable narrativa de cada episodio, una montaña rusa de situaciones que se suceden a toda velocidad, y donde cada plano tiene un significado expresivo preciso. Para los fanáticos de la imagen, a los que nos pierden los artificios formales y tenemos reservado un trozo de inmunidad en nuestro ojo crítico a dichos excesos y virguerías nos volverá locos, pero considero que todo este manierismo formal está plenamente justificado teniendo en cuenta a los personajes y lo que se cuenta.
. British Factor • Puede que no mucha gente comparta este principio, pero, opino firmemente que en términos de comedia televisiva el tan etiquetado “humor británico” se lleva la palma. Vuelvo a recalcar que no me refiero a los productos sitcom, donde el paradigma probablemente insuperable formado por el dúo Get a life y Friends ha sentado las bases de todo un filón interminable, incansable y a su vez cansino. No sé cómo teorizarlo, pero me refiero a estructuras más similares a las de esta heterogénea lista de grandes éxitos de la carcajada británica: The young ones, Black Adder, Allo, Allo y, por encima de todo, Fawlty Towers y el inconmensurable Monty Phyton’s Flying Circus. Creo que la diferencia entre el estilo de las antiguas colonia y metrópoli es evidente, aunque no me resulte fácil de explicar. Pues bien, Spaced bebe directamente de su tradición cultural, y se sitúa a la altura de las dos últimas mencionadas.
Por último, hago una brevísima referencia a lo trabajado de los guiones, máquinas de relojería que funcionan al milímetro, todo está medido. El motivo de que haya escrito el post más largo de la breve historia del blog es que me encuentro a dos episodios de terminar de conocer las desventuras de los personajes de Spaced. La brevedad de la serie –tan solo 14 episodios de 27 minutos– es una de sus virtudes, pero también motivo de pesadumbre cuando llegas al final. Al menos me consuela que aún no he visto Shaun of the Dead, pues quería esperar a terminar primero con esto, así que ya pronto podré hacerlo y ver qué tal funciona el imparable esfuerzo creativo de sus creadores en un largometraje.
Hoy voy a recomendar una serie que considero fundamental dentro de la Historia de la ficción en TV. Ya sé lo que estáis pensando, pero no, dejaré Twin Peaks para futuros posts... porque, además, considero que las paranoias del pequeño pueblo maderero trascienden totalmente su condición originaria de producto televisivo para convertirse en una experiencia sensorial en todos los niveles.
En cambio, Spaced es la serie de televisión más eminentemente audiovisual –en todos los sentidos, lo prometo– que he tenido el placer de disfrutar. Como no tengo noticia de que haya sido emitida por ningún canal nacional, ni abierto ni de pago, os situaré un poco a quienes sea la primera vez que oigan hablar de ella. Se trata de una delirante serie cómica –que no sitcom– británica, dirigida por Edgar Wright, al que por lo menos unos pocos podréis asociar a la reciente Shaun of the Dead –sí, ya sé que no te creías que Zombies Party fuera su título original–. La película está protagonizada y co-escrita por Simon Pegg, quien también protagoniza y escribe los capítulos de Spaced junto a la actriz, y así mismo guionista, Jessica Stevenson. Cabe destacar que la producción de la serie es anterior a la citada incursión en el parodiable universo de los muertos vivientes, concretamente su primera emisión corresponde al período 1999-2001. Como ya habréis adivinado, las únicas formas de verla son adquiriendo su edición en dvd británica, o buscando en vuestras simpáticas mascotas ecuestres que os traen regalos de la red.
Resumiendo el argumento-base que, como todos sabemos, en este tipo de series es lo de menos: Tim y Daisy son dos jóvenes londinenses sin pareja que deciden hacerse pasar por una para poder alquilar un piso donde vivir. Ahora paso a exponer de forma un tanto anárquica mis impresiones sobre por qué me resulta tan absolutamente fundamental:
. Multirreferencialidad: ‘cause I’m a freak • Lo primero que llama la atención de cualquier episodio de Spaced es la interminable sucesión de citas, referencias, parodias, emulaciones de todo tipo de películas o situaciones claramente reconocibles de productos de ciencia-ficción o fantástico. Quizás Evil Dead se lleve la palma. Esto hace de la serie lo más postmoderno que he visto hasta ahora en televisión, la técnica batidora de Tarantino trasladada al pequeño formato catódico e insertada de forma admirable y continua en el devenir de la trama, llegando a alcanzar altas cotas de meta-ficcionalidad en ocasiones. Como dato, en su edición en dvd incluye una pista de audiocomentarios dedicada exclusivamente a señalar la multitud de referencias pop-culturales que aparecen en cada encuadre. El visionado de cada episodio es una delicia para cualquier aficionado al cine, sobre todo para aquellos a los que nos empezó a brotar esto de la cinefilofagia gracias a señores como Martin Scorsese o Sam Raimi.
. Cool • La realización de cada episodio es técnicamente impecable. Algo fundamental que condiciona mi admiración por esta serie es la perfecta utilización que ha sabido hacer Wright de, sino todos, una gran mayoría de los recursos audiovisuales que le permiten combinar imágenes con sonidos, movimientos de cámara acelerados y desestabilizadores, encuadres originales, etc. Hay que destacar la impecable narrativa de cada episodio, una montaña rusa de situaciones que se suceden a toda velocidad, y donde cada plano tiene un significado expresivo preciso. Para los fanáticos de la imagen, a los que nos pierden los artificios formales y tenemos reservado un trozo de inmunidad en nuestro ojo crítico a dichos excesos y virguerías nos volverá locos, pero considero que todo este manierismo formal está plenamente justificado teniendo en cuenta a los personajes y lo que se cuenta.
. British Factor • Puede que no mucha gente comparta este principio, pero, opino firmemente que en términos de comedia televisiva el tan etiquetado “humor británico” se lleva la palma. Vuelvo a recalcar que no me refiero a los productos sitcom, donde el paradigma probablemente insuperable formado por el dúo Get a life y Friends ha sentado las bases de todo un filón interminable, incansable y a su vez cansino. No sé cómo teorizarlo, pero me refiero a estructuras más similares a las de esta heterogénea lista de grandes éxitos de la carcajada británica: The young ones, Black Adder, Allo, Allo y, por encima de todo, Fawlty Towers y el inconmensurable Monty Phyton’s Flying Circus. Creo que la diferencia entre el estilo de las antiguas colonia y metrópoli es evidente, aunque no me resulte fácil de explicar. Pues bien, Spaced bebe directamente de su tradición cultural, y se sitúa a la altura de las dos últimas mencionadas.
Por último, hago una brevísima referencia a lo trabajado de los guiones, máquinas de relojería que funcionan al milímetro, todo está medido. El motivo de que haya escrito el post más largo de la breve historia del blog es que me encuentro a dos episodios de terminar de conocer las desventuras de los personajes de Spaced. La brevedad de la serie –tan solo 14 episodios de 27 minutos– es una de sus virtudes, pero también motivo de pesadumbre cuando llegas al final. Al menos me consuela que aún no he visto Shaun of the Dead, pues quería esperar a terminar primero con esto, así que ya pronto podré hacerlo y ver qué tal funciona el imparable esfuerzo creativo de sus creadores en un largometraje.
2 Comments:
Jo, con lo que te lo has currado para 'convencernos', me da noseque volverte a decir que a mi ese 'humor británico' me da grimilla... Para un post largo que escribes :P
¿¿¿¿¿CÓMO????? ¿¿No has visto "Shaun"?? Esto no puede ser, Mr. T., definitivamente no puede ser. Corre al videoclub y no te pierdas el extra de Simon Pegg imitando a Michael Caine y a Paul McCartney.
"Spaced" también es buenísima: el episodio del "Resident Evil" es de lo mejor que se ha visto en la tele (o en el ordenador) últimamente. Aunque otra serie británica genial es "The Office", un "Spinal Tap" protagonizado por oficinistas, además de la confirmación de un digno sucesor de John Cleese: Ricky Gervais.
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