domingo, abril 17, 2005

Baiser volés


Robert Doisneau ha sido uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX. Sus fotografías sobre la ocupación y liberación de París durante la Segunda Guerra Mundial dieron la vuelta al mundo, pero quizás sea más recordado por su trabajo de captación de la magia de las imágenes de la vida cotidiana.

Una de sus instantáneas más famosas es Le baiser de l'Hôtel de Ville -más conocida como Le baiser (El beso)-. En ella, Doisneau sorprendió con su disparo a una pareja de jóvenes besándose en frente del Ayuntamiento de París en 1950. En la preciosa fotografía se puede apreciar a la perfección ese impulso arrebatador de la unión entre las dos bocas, en una imagen que, pese a sus 55 años, permanece totalmente moderna. Los que se besan son Francoise Bornet, actriz, y Jacques Carteaud, estudiante. Un beso de despedida tras tomar un café. Se separan con la promesa de volver a encontrarse a la hora convenida.

Vale. De vuelta a la realidad, la fotografía es un posado -para más información sobre el término, encienda su televisor a cualquier hora-. Toda su supuesta frescura es mentira, lo que no impide que nosotros sí la sintamos como tal, pues es innegable la fuerza de la imagen. Se consideró una imagen tomada espontáneamente hasta que una pareja declaró en 1992 que eran los protagonistas y exigían una compensación económica. Doisneau tuvo que salir al paso y revelar el origen preparado de la instantánea. Adiós a toda la idealización romántica de la inmediatez casual. Es lo que tiene el arte, que cuando lo explicas pierde la gracia.

Al menos algo sí es auténtico. El aroma a amour fou que envuelve a la pareja es real, fueron amantes solamente durante ocho o nueve meses. Ahora ella, propietaria de la fotografía tras la muerte del autor, se prepara para subastar el original.

1 Comments:

Blogger delirante said...

Impresionante! Desde luego la fotografía es ejemplar como pocas. Sabe captar lo instantáneo de un fotograma y detener en seco la agilidad de los movimientos que la envuelven.
Curiosa, muy curiosa la historia tras la foto.
Y pensar que esa mujer pasional, fogosa, que tantos ojos conquistó ronda los setenta y pico años... qué pérdida de glamour, por dios!

genial el comentario, señor toldo, aún sigo sorprendida por la frecuencia de tus posts :P

17 de abril de 2005, 11:48  

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